Hace algunos años, llega al taller donde yo trabajaba un muy buen cliente llamado Alfredo, que hacia unos meses no veiamos. Ademas de requerir nuestros servicios para instalar un sistema de audio de alta gama que habia comprado, tambien fue una visita social donde nos conto que habia tenido un problema cardiovascular y que habia estado internado un buen tiempo en Bs. As. Consciente de que habia estado muy cerca de la muerte o de una grave secuela a nivel cerebral, este buen amigo de unos 70 años tomo la decision de disfrutar un poco mas de la vida y empezo por comprar el auto que queria (en ese momento recien salia a la venta el Ford Focus), y tambien cambiar el equipo de audio que a pesar de ser de muy buena calidad, ya tenia unos años. Muy impaciente como chico con juguete nuevo, se ofrecio a llevarme inmediatamente a su casa para poner en funcionamiento el equipo. Mientras ibamos para el lugar, me iba contando lo agradecido que estaba de la vida por pasar el trance "sin ninguna secuela", y tambien me contaba de casos en que las personas "quedan mal de la cabeza". Yo no sabia como decirle que estabamos pasando las esquinas a unos 70 u 80 Km/h! Estaba muerto de miedo. Pero como don Alfredo siempre tuvo autos rapidos y se que maneja bien, no me quedo otra que confiar en su pericia y en la suerte, me dije mientras abrochaba el cinturon tratando de que no se diera cuenta para que no lo tomara como un signo de desconfianza. Hasta que al fin nos detuvimos frente a una casa blanca de la calle Bolivar. Cuando nos bajamos, intenta abrir la puerta pero la llave no giraba. Despues de varios intentos, se le transformo el rostro y empezo a golpear la puerta gritando "Nildaaaa!!!, abrime que soy yooooo!!" Los golpes se fueron haciendo mas fuertes, hasta terminar en patadas al grito de "Abrime, vieja!! abrimeeee!!" Tenia una cara de malo que me daba miedo abrir la boca. Para ese entonces estabamos rodeados de vecinos y curiosos que lo miraban a el y tambien a mi, como pidiendo explicacioones que yo por supuesto no podia darles. Cuando nuevamente intentó meter la llave en la cerradura, se me ocurre decirle "don Alfredo: ¿esta seguro de que esa es la llave?" Miró la llave, miró la puerta y con cara de sorprendido me dijo "si,si. La llave es, lo que no es es la casa, ¿adonde vivo yo?"
En realidad el tipo no estaba tan errado, la casa estaba dos cuadras mas adelante y en la misma posicion. Pero nadie me sacaba el susto!!! Ademas, no quiero pensar que hubiera pasado si hubieran estado los dueños de casa. Afortunadamente, Alfredo se dio cuenta de que algo no estaba bien y despues de poner en funcionamiento el equipo me llevo de vuelta al taller en silencio y en segunda regulando. Y volvi a respirar aliviado...
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