Ésta realidad es frustrante para el que esperaba otra... (Ojo no es una crítica, sólo una observación, y me incluyo entre los que esperábamos otra realidad). Lo cierto es que las profesiones como la nuestra están muy devaluadas, nadie nos necesita. En la organización social moderna no hay lugar para personas como nosotros. Estamos molestando a la sociedad, al recuperar de la basura equipos dañados y de esa forma cortamos la cadena desarrollo-producción-venta-consumo-descarte. Somos casi enemigos públicos. Por eso la sociedad se defiende de nosotros. Y nosotros tenemos sólo dos opciones: O encontrar soluciones diariamente a los problemas que se presentan, o dedicarnos a otra cosa. Demas está decir que si consideramos importante al factor económico, no hay NADA que pensar. Cualquier trabajo es mejor que el nuestro. Cualquiera. Es casi increíble el nivel de preparación que necesitamos para reparar equipos modernos a conciencia. Los instrumentos que tenemos que construir en forma casera, el stock de repuestos diversos. El trabajo de buscar sustitutos o reemplazos, el ingenio para conseguir información a falta de documentación técnica (utilizar datasheets cuando no hay esquema). Y el aprendizaje no termina nunca, tenemos que vivir estudiando para no quedarnos en el tiempo. Tampoco cobramos por todos los trabajos, porque la mayoría de nosotros sólo cobramos cuando una reparación es exitosa. Y a veces nos encontramos con un repuesto inconseguible luego de haber trabajado durante horas en una fuente, por ejemplo. Trabajo y repuestos de la fuente no se cobran. Cuando trabajamos bien, lo que hacemos es ingeniería a precios de cartonero (con todo respeto por mis amigos los recicladores). Lo cierto es que la nuestra es una profesión muy dura, y todo para cobrar entre la cuarta parte y la mitad de lo que gana un albañil. Cualquier comerciante gana diez o veinte veces más que nosotros, compravendiendo mercancías simples. No tenemos jubilación (yo aporto desde los 19 años y sé que nunca, jamás me darán ni un pedazo de pan duro), ni obra social (encima nos echan de los hospitales públicos porque tenemos auto), y si un accidente laboral nos discapacita se terminó todo. Claro que no siempre fué así, hace algunas décadas la electrónica era un buen trabajo. Un TV color costaba varios sueldos minimos y cuando se rompía, la reparación podía costar medio sueldo mínimo. La gente pagaba contenta por un trabajo de pocos minutos (triplicador pinchado, horizontal en corto por haberse secado el electrolítico que acoplaba su base, transistor de salida de video en corto por un flashover). Pero eso terminó, aunque se haya hecho el intento hace unos pocos años de volver a esas épocas (impuestos y restricciones a las importaciones, supuesto fomento a la carísima e ineficiente industria nacional), lo que estamos pasando es lo que debimos haber pasado luego del 2001. Y ese tiempo lo desaprovechamos, porque pensamos que el problema estaba resuelto y podíamos seguir reparando televisores de tubo, porque los plasmas eran carísimos. Volviendo a la actualidad, hoy el mercado ha cambiado y mucho. La forma lucrativa de reparar es la que hacen los que yo llamo "los pibes de los celulares" . Es innecesario saber algo, sólo se necesita aflojar tornillos y trabitas. El resto es conocimiento comercial: Saber a quién comprarle tal placa o tal pantalla, saber cómo sacarle el mejor precio, y saber a quién pedirle o comprarle a buen precio tal software. Punto. Así reparan teléfonos, notebooks y televisores los que saben ganar dinero.
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